Nueva York (CNN) - Como la mayoría de la gente, habría pensado lo que realmente es la carne, pero hasta que me convertí en padre y me vi enfrentado a tener que elegir los alimentos de otro, no había ninguna urgencia para llegar al fondo de las cosas.
Soy un novelista y nunca tuve en mente escribir no-ficción. Francamente, dudo que alguna vez lo vuelva a hacer. Pero el tema de la agricultura animal, en este momento, es algo que nadie debiera ignorar. Como escritor, poniendo palabras en la página es como presto atención.
Si el modo de criar animales para la alimentación no es el problema más importante en el mundo en este momento, es posiblemente la causa N º 1 del calentamiento global: Las Naciones Unidas informa que el negocio ganadero genera más emisiones de gases de efecto invernadero que todas las formas de transporte combinado.
Es la causa número 1 de sufrimiento de los animales, un factor decisivo en la creación de las enfermedades zoonóticas, como la gripe aviar y la gripe porcina, y la lista continúa. Es el problema con más silencio ensordecedor a su alrededor.
Incluso la gente más política, más reflexivos y comprometidos, tienden a no "ir allí". Y por buenas razones. Ir allí puede ser muy incómodo. La comida no es sólo lo que ponemos en nuestra boca para llenar, sino que es la cultura y la identidad. La razón juega un papel en nuestras decisiones acerca de los alimentos, pero rara vez conduce el automóvil.
Necesitamos una mejor manera de hablar acerca de comer animales, una manera que no ignore o incluso acepte las cosas como hábitos, deseos, la familia y la historia, sino que las incorpore a la conversación. Cuanto más se les permita entrar en la discusión, más capaces seremos de seguir nuestros mejores instintos. Y aunque existen muchas formas respetables para pensar acerca de la carne, no hay una persona en la Tierra, cuyos mejores instintos lo conducirían a él o a ella a la industria cárnica.
Mi libro, "comer animales", analiza la industria cárnica de numerosas perspectivas: el bienestar de los animales, el medio ambiente, el precio pagado por las comunidades rurales, los costos económicos. En dos ensayos, voy a compartir algo de lo que he aprendido acerca de cómo la forma en que la cría de animales para la alimentación afecta a la salud humana.
Lo que comemos y lo que somos ¿Por qué la gente no está más consciente de, y enojada por las tasas de enfermedades transmitidas por alimentos evitables? Tal vez no parece evidente que algo está mal, simplemente porque cualquier cosa que sucede todo el tiempo - como la carne, especialmente de aves de corral, siendo infectada por patógenos - tiende a desvanecerse en el fondo.
En cualquier caso, si usted sabe qué buscar, el problema de los patógenos entra en un enfoque aterrador. Por ejemplo, la próxima vez que un amigo tiene una "gripe" repentina - lo que la gente a veces describe erróneamente como "la gripe estomacal" - haga unas cuantas preguntas:
Fue la enfermedad de su amigo uno de esas "gripes de 24 horas" que aparecen y desaparecen con rapidez: vomita o defeca, y entonces llega el alivio? El diagnóstico no es tan simple, pero si la respuesta a esta pregunta es sí, su amigo probablemente no tenía la gripe.
Él o ella probablemente sufre de uno de los 76 millones de casos de enfermedades transmitidas por alimentos que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han estimado que ocurren en los Estados Unidos cada año. Tu amigo no "pescó un bicho", más bien comió un bicho.
Y, con toda probabilidad, el bicho fue creado por la industria cárnica. Más allá de la gran cantidad de enfermedades relacionadas con la industria cárnica, sabemos que las granjas industriales están contribuyendo al crecimiento de patógenos resistentes a los antibióticos, simplemente porque estas explotaciones consumen muchos antibióticos.
Tenemos que ir a un médico para obtener los antibióticos y otros antimicrobianos como medida de salud pública para limitar el número de medicamentos que se toman por los seres humanos. Nosotros aceptamos este inconveniente debido a su importancia médica. Los microbios eventualmente se adaptan a los antimicrobianos, y queremos asegurarnos de que es el verdadero enfermo el que se beneficie del número limitado de usos que cualquier antimicrobiano tendrá antes de que los microbios aprendan a sobrevivir ante su aplicación.
En una típica granja-factoría, las drogas son suministradas a los animales con cada comida. En las granjas-factorías de aves de corral, casi que así debe ser. Es una tormenta perfecta: Los animales han sido criados a tales extremos que la enfermedad es inevitable, y las condiciones de vida promueven la enfermedad.
La industria vio este problema desde el principio, pero en lugar de aceptar animales menos productivos, compensó la inmunidad comprometida de los animales con las drogas. Como resultado, los animales de granja se alimentan de antibióticos en forma no terapéutica, es decir, antes de enfermarse.
En los Estados Unidos, alrededor de 3 millones de libras de antibióticos se recetan a los seres humanos cada año, pero la inmensa cantidad de 17,8 millones de libras son alimento para el ganado - por lo menos, eso es lo que dice la industria.
La Unión de Científicos Preocupados (Union of Concerned Scientists) estimó que la industria sub-informó el uso de antibióticos por lo menos en un 40 por ciento.
El grupo calcula que 24,6 millones de libras de antibióticos fueron suministradas a los pollos, cerdos y otros animales de granja, contando sólo los usos no terapéuticos. Y eso fue en 2001. En otras palabras, por cada dosis de antibióticos por un ser humano enfermo, ocho dosis se dan a un animal "saludable".
Las implicancias de la creación de patógenos resistentes a drogas son bastante sencillas. Estudio tras estudio ha demostrado que la resistencia a los antimicrobianos sigue rápidamente a la introducción de nuevos medicamentos en las granjas industriales.
Por ejemplo, en 1995, cuando la Food and Drug Administration (FDA) aprobó las fluoroquinolonas - como el Cipro - para su uso en pollos, contra la protesta de los Centros para el Control de Enfermedades, el porcentaje de bacterias resistentes a esta nueva clase de antibióticos potentes aumentó de casi cero a 18 por ciento en 2002.
Un estudio más amplio en el New England Journal of Medicine mostró un aumento de ocho veces en la resistencia a los antimicrobianos desde 1992 hasta 1997 y vinculó este incremento a la utilización de antimicrobianos en pollos de granja. Ya en la década de 1960, los científicos habían advertido contra el uso no terapéutico de los antibióticos en la alimentación de los animales de granja.
Hoy en día, instituciones tan diversas como la Asociación Médica Americana, los Centros para el Control de Enfermedades, el Instituto de Medicina, una división de la Academia Nacional de Ciencias y la Organización Mundial de la Salud han vinculado el uso no terapéutico de antibióticos en las granjas industriales con mayor resistencia a los antibióticos y han pedido una prohibición.
Sin embargo, la industria cárnica se ha opuesto de manera efectiva a tal prohibición en los Estados Unidos. Y, como era de esperar, las prohibiciones limitadas en otros países son sólo una solución limitada.
Hay una razón evidente de que la prohibición total necesaria en el uso no terapéutico de los antibióticos no ha sucedido: La industria cárnica, en alianza con la industria farmacéutica, tiene más poder que los profesionales de la salud pública.
¿Cuál es la fuente de inmenso poder de la industria?Nosotros se lo damos a ellos. Hemos elegido, sin saberlo, financiar esta industria en una escala masiva por comer de fábrica productos de origen animal de granja. Y lo hacemos a diario.
Las mismas condiciones que llevan al menos 76 millones de estadounidenses que se enferman por los alimentos cada año y que promueven la resistencia a los antibióticos también contribuyen al riesgo de una pandemia.
En una conferencia extraordinaria de 2004, la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), pusieron sus enormes recursos en conjunto para evaluar la información disponible sobre "enfermedades zoonóticas emergentes" o aquellas transmitidas por los seres humanos a los animales y por los animales a los seres humanos.
En el momento de la conferencia, el H5N1 y el SARS, encabezaban la lista de enfermedades zoonóticas emergentes temídas. Hoy en día, la H1N1 de la gripe porcina sería el agente patógeno enemigo No. 1.
Los científicos distinguen entre "principales factores de riesgo" para las enfermedades zoonóticas y los simples "factores de riesgo de amplificación", que sólo afectan a la velocidad a la cual se propaga la enfermedad. Sus ejemplos de factores de riesgo primarios fueron "el cambio a un sistema de producción agrícola o patrones de consumo". ¿Qué cambios en particular, agrícolas y de consumo tenían en mente?
En primer lugar en una lista de los cuatro principales factores de riesgo estaba "la creciente demanda de proteína animal", que es una manera de decir que la demanda de carne, huevos y lácteos es un "factor principal" que influye en las enfermedades zoonóticas emergentes. Esta demanda de productos de origen animal, continúa el informe, da lugar a "cambios en las prácticas de los criaderos" Para que no tengamos ninguna confusión acerca de los "cambios" que son relevantes, las granjas industriales de aves de corral han sido señaladas.
Conclusiones similares fueron alcanzadas por el Consejo de Ciencia y Tecnología Agrícola, que reunió a expertos de la industria y expertos de la OMS, la OIE y la USDA. Su informe de 2005 sostuvo que un mayor impacto de la crianza industrial es "la selección rápida y amplificación de los patógenos que surgen de un antecesor virulento (frecuencia de mutación sutil), de modo que hay un riesgo creciente para la entrada y/o la difusión de la enfermedad."
En aves reproductoras genéticamente uniformes y propensas a la enfermedad en el hacinamiento, estrés, heces infectadas y con luz artificial las condiciones de las granjas industriales promueven el crecimiento y la mutación de los agentes patógenos. El "costo de una mayor eficacia", concluye el informe, es el riesgo global incrementado de las enfermedades. Nuestra opción es simple: el pollo barato o nuestra salud.
Hoy en día, el nexo entre la granja industrial y la pandemia no puede ser más claro. El ancestro principal del reciente brote de gripe porcina H1N1 se originó en una granja industrial de cerdos en el estado más rico de granjas de cerdos de Estados Unidos, Carolina del Norte, y luego se extendió rápidamente por toda América.
Fue en estas granjas industriales que los científicos vieron por primera vez, los virus que combinaban material genético de las aves, cerdos y humanos. Los científicos de las universidades de Columbia y Princeton, han sido actualmente capaces de rastrear a seis de los ocho segmentos genéticos de los virus más temidos del mundo directamente a las granjas industriales de EE.UU..
Quizás en el fondo de nuestras mentes ya comprendemos, sin toda la ciencia, que algo terriblemente malo está pasando. Sabemos que no puede ser sano criar animales tan grotescos en esas condiciones tan terriblemente innaturales. Sabemos que si alguien se ofrece a mostrarnos una película sobre cómo se produce nuestra carne, será una película de terror.
Tal vez sabemos más que lo que estamos dispuestos a admitir, manteniéndolo en los lugares oscuros de nuestra memoria - desaprobados. Cuando comemos carne de granja, vivimos en carne torturada. Cada vez más, esos animales enfermos nos enferman.
Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente las de Jonathan Safran Foer.
- traducido del inglés por Pablo Andrés Castro Espina
texto original de CNN.com (http://www.cnn.com/2009/OPINION/10/28/opinion.jonathan.foer/index.html)
1 comentarios:
probando...
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